Palma
Es la reina del Mediterráneo y la más deseada de Europa. Calas de ensueño, historia monumental y planes que comienzan de día y terminan de noche son los argumentos para visitar la capital Balear.
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Sobre Palma
Raíces mediterráneas
Con calles flanqueadas por palmeras que actúan de gigantescas sombrillas, la capital de las islas Baleares se ha convertido en el destino más turístico de Mallorca. Esta pequeña ciudad, que fue una antigua ciudadela medieval, se recorre fácilmente andando y reúne lo mejor del Mediterráneo junto a los encantos de una moderna urbe.
La monumental catedral de Santa María, de estilo gótico y que incluye una capilla de Miquel Barceló, domina su bahía y es una visita obligada. Junto a ella conviven los antiguos baños árabes, el castillo de Bellver y la Almudaina, una fortaleza árabe convertida en residencia real, que ofrecen una mirada al esplendido pasado de la ciudad.
Tras perderse entre las calles empedradas para probar las ensaimadas, la sobrasada y todos los productos de almendra, hay que prolongar las jornadas hasta la noche del barrio ‘cool’ de Santa Catalina.
Aventuras en la costa
Mallorca encabeza la lista de lugares favorito de vacaciones veraniegas en Europa gracias a su atractiva costa. Desde acantilados que caen junto al mar hasta bahías salpicadas de pinos donde el viento mezcla en sus playas barcas de marineros con amantes de los deportes acuáticos como kitesurf y windsurf.
Uno de los destinos obligados en la costa mallorquina es Deyá, a cuarenta minutos en coche desde Palma. Un romántico pueblo que esconde donde sumergirse en mítica cala de Deyá, entre rocas y aguas turquesa. Cipreses, buganvillas, olivos y panorámicas de postal se descubren desde el Tren de Soller. Un ferrocarril de principios del siglo XX que sale de Palma y atraviesa la espectacular Serra de Tramuntana, otro paisaje mítico junto a la costa.