Valladolid
Valladolid trasciende su etiqueta de ciudad tradicional y seduce al viajero con vinotecas y arte vanguardista que conviven entre palacetes, iglesias y adoquines centenarios.
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Sobre Valladolid
Solera vallisoletana
Caminar por Valladolid es hacerlo por su historia, escondida entre sus múltiples monumentos. Entre los hitos históricos que viven entre sus calles destacan la boda semisecreta de los Reyes Católicos en el Palacio de Vivero, la muerte de Colón ocurrida en la capital en 1506, el palacio Pimentel, que vio nacer a Felipe II, o las tertulias del Pasaje Gutierrez, construido en siglo XIX, único pasaje comercial de Valladolid, y uno de los pocos que se construyeron en España.
Otros símbolos de la ciudad son la elegante iglesia de Santa María de La Antigua, o su magnífica catedral, diseñada por Juan de Herrera. En contraste con la solera monumental surgen templos vanguardistas como el Patio Herreriano, convertido en el museo de arte español contemporáneo, con obras de Tàpies, Oteiza o Saura.
Tapas y vinos
Con cada chato (vaso pequeño de vino), un pincho. Es el lema de los bares en Valladolid. Una tradición que tiene su máxima expresión en la celebración anual del concurso El Pincho de Oro que ha conseguido elevar la calidad de esta especialidad a nivel gourmet.
La Plaza Mayor y los bares de La Antigua son las paradas favoritas donde disfrutar de sus vinotecas (Valladolid es la provincia más completa en vinos de España con cuatro denominaciones de origen) y sus deliciosos pinchos.
Tras reponer fuerzas, nada mejor que dar un paseo por el parque Campo Grande o la playa fluvial de las Moreras, los dos espacios naturales favoritos de los vallisoletanos para desconectar.